Sharif
Sharif era un principe de la antigua Persia, pronto sería Sha y necesitaba contraer matrimonio antes de ser coronado.
Al pequeño principe no le gustaba la idea de tomar por esposa a una desconocida, pero su padre, el viejo Mustafad le ordenaba cumplir la ley.
Sharif no contento con la decisión de su padre le propuso un trato. Celebrar un concurso con las mejores candidatas del reino.
El viejo Sha, irritado en un principio con la idea, acabó cediendo.
Llego el día del concurso y la elección fue dura, entre las candidatas se encontraba la elegida, un tímida chica escondida en un ricón.
- ¡No la quiero!, ¡no es noble! - Dijo Mustafad
- Pero padre...las reglas.
- Escoge a otra hijo, a tantas y tan buenas.
- Señor- interrumpio la chica - no deseo casarme con su hijo.
Mustafad respiro aliviado.
- Pero - dijo el principe - te agasajare con joyas, con diamantes, con los mas grandes palacios. Nunca has tenido tanto.
- Y no lo quiero, con todos los respetos.
- Entonces, ¿qué deseas?
- No soy candidata, y no me habeis mirado a los ojos, ¿porqué me habeis escogido?
- Bien, yo...le debía una lección a mi padre.
- Solo quería una cosa mi señor, que me hubiese mirado a los ojos, solo con eso me hubiera convertido en la más rica del reino.
Al pequeño principe no le gustaba la idea de tomar por esposa a una desconocida, pero su padre, el viejo Mustafad le ordenaba cumplir la ley.
Sharif no contento con la decisión de su padre le propuso un trato. Celebrar un concurso con las mejores candidatas del reino.
El viejo Sha, irritado en un principio con la idea, acabó cediendo.
Llego el día del concurso y la elección fue dura, entre las candidatas se encontraba la elegida, un tímida chica escondida en un ricón.
- ¡No la quiero!, ¡no es noble! - Dijo Mustafad
- Pero padre...las reglas.
- Escoge a otra hijo, a tantas y tan buenas.
- Señor- interrumpio la chica - no deseo casarme con su hijo.
Mustafad respiro aliviado.
- Pero - dijo el principe - te agasajare con joyas, con diamantes, con los mas grandes palacios. Nunca has tenido tanto.
- Y no lo quiero, con todos los respetos.
- Entonces, ¿qué deseas?
- No soy candidata, y no me habeis mirado a los ojos, ¿porqué me habeis escogido?
- Bien, yo...le debía una lección a mi padre.
- Solo quería una cosa mi señor, que me hubiese mirado a los ojos, solo con eso me hubiera convertido en la más rica del reino.


0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home